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domingo, 3 de febrero de 2013

¿DALE QUE ERA MARMOLADA?

Te cuento que de chiquita era rubia, con ese pelito lacio corto y chuflin con e-las-tico-que-se-ponia-a las-bom-ba-chas-se-ten-tis-tas. 
 
Foto: ¿DALE QUE ERA MARMOLADA?

Silvana By: www.expulsadadeleden.blogspot.com

  Te cuento que de chiquita era rubia, con ese pelito lacio corto y chuflin con e-las-tico-que-se-ponia-a las-bom-ba-chas-se-ten-tis-tas. 
Y tambien era blanquita, tirando a descolorida, dirìa la abuela Michelina, que se negaba a sacarme a pasear, por que yo, parecía desnutrida. Y a las abuelas de esa época, les daba vergüenza que las niñitas y niñitos seamos flacuchientos. No era cuestión que su familia los matase de hambre… Porque aparte de descolorida era flaquita. Re- que re flaquita era, aunque comía, digamos casi-de-todo, sopa de Quaker ò macarrones amasados, que preparaba la abu, ó las empanadas tucumanas que hacìa la Nelly.
Los años nos traen, entre otras cosas, el síndrome de la  metamorfosis anunciada, disfrazada de crema antiarrugas y tintura larga duración. Después, mucho después, cambìe de color de cabello y de piel. Claritos, reflejitos, pelirroja-pelicorto  y negro absoluto para lo primero: pecas, manchitas y maldades de la capa de ozono haciendo escala en mis brazos semi-bronceados (la parte delantera). La cara, mitad tomate arrebatado, y ardor de los primeros rayos solares sobre la reposera. 
Tampoco encontraba definición a mi saturación lúminico- dérmica: ni blanquita, ni negrita. Gris, tampoco.  Y por si acaso, los extremos por algo siempre fueron malos…ni “muy-muy”, “ni tan-tan”. 
El dia que tuve la valentía de comprar una caja de Bizcochuelo EXQUISITA para hacerle a mi hijo Joaquin, con toda su sabiduría de cuatro años de velitas recién sopladas, mirò la caja atentamente y me dijo: -Mami, asi sos vos, de este color ¿viste?- 
El chico sentò jurisprudencia de su fallo: tenìa una mamà de color. De color bizcochuelo marmolado…
¿Y si, dale que era Marmolada?
-¡Mamà sos mi bizcochuelo preferido! ¡Haceme un bizcochuelo como vos, de tu color! …¡Te quiero mami!… 
Mami, hasta la capa de ozono te quiero, pero ponete bronceador…-
Te quiero hasta la estratósfera. Hasta los anillos de Saturno y más allá del universo, Joaquin…

Y tambien era blanquita, tirando a descolorida, dirìa la abuela Michelina, que se negaba a sacarme a pasear, por que yo, parecía desnutrida. Y a las abuelas de esa época, les daba vergüenza que las niñitas y niñitos seamos flacuchientos. No era cuestión que su familia los matase de hambre… Porque aparte de descolorida era flaquita. Re- que re flaquita era, aunque comía, digamos casi-de-todo, sopa de Quaker ò macarrones amasados, que preparaba la abu, ó las empanadas tucumanas que hacìa la Nelly.
Los años nos traen, entre otras cosas, el síndrome de la metamorfosis anunciada, disfrazada de crema antiarrugas y tintura larga duración. Después, mucho después, cambìe de color de cabello y de piel. Claritos, reflejitos, pelirroja-pelicorto y negro absoluto para lo primero: pecas, manchitas y maldades de la capa de ozono haciendo escala en mis brazos semi-bronceados (la parte delantera). La cara, mitad tomate arrebatado, y ardor de los primeros rayos solares sobre la reposera.
Tampoco encontraba definición a mi saturación lúminico- dérmica: ni blanquita, ni negrita. Gris, tampoco. Y por si acaso, los extremos por algo siempre fueron malos…ni “muy-muy”, “ni tan-tan”.
El dia que tuve la valentía de comprar una caja de Bizcochuelo EXQUISITA para hacerle a mi hijo Joaquin, con toda su sabiduría de cuatro años de velitas recién sopladas, mirò la caja atentamente y me dijo: -Mami, asi sos vos, de este color ¿viste?-
El chico sentò jurisprudencia de su fallo: tenìa una mamà de color. De color bizcochuelo marmolado…

Foto: ¿DALE QUE ERA MARMOLADA?

Silvana By: www.expulsadadeleden.blogspot.com

  Te cuento que de chiquita era rubia, con ese pelito lacio corto y chuflin con e-las-tico-que-se-ponia-a las-bom-ba-chas-se-ten-tis-tas. 
Y tambien era blanquita, tirando a descolorida, dirìa la abuela Michelina, que se negaba a sacarme a pasear, por que yo, parecía desnutrida. Y a las abuelas de esa época, les daba vergüenza que las niñitas y niñitos seamos flacuchientos. No era cuestión que su familia los matase de hambre… Porque aparte de descolorida era flaquita. Re- que re flaquita era, aunque comía, digamos casi-de-todo, sopa de Quaker ò macarrones amasados, que preparaba la abu, ó las empanadas tucumanas que hacìa la Nelly.
Los años nos traen, entre otras cosas, el síndrome de la  metamorfosis anunciada, disfrazada de crema antiarrugas y tintura larga duración. Después, mucho después, cambìe de color de cabello y de piel. Claritos, reflejitos, pelirroja-pelicorto  y negro absoluto para lo primero: pecas, manchitas y maldades de la capa de ozono haciendo escala en mis brazos semi-bronceados (la parte delantera). La cara, mitad tomate arrebatado, y ardor de los primeros rayos solares sobre la reposera. 
Tampoco encontraba definición a mi saturación lúminico- dérmica: ni blanquita, ni negrita. Gris, tampoco.  Y por si acaso, los extremos por algo siempre fueron malos…ni “muy-muy”, “ni tan-tan”. 
El dia que tuve la valentía de comprar una caja de Bizcochuelo EXQUISITA para hacerle a mi hijo Joaquin, con toda su sabiduría de cuatro años de velitas recién sopladas, mirò la caja atentamente y me dijo: -Mami, asi sos vos, de este color ¿viste?- 
El chico sentò jurisprudencia de su fallo: tenìa una mamà de color. De color bizcochuelo marmolado…
¿Y si, dale que era Marmolada?
-¡Mamà sos mi bizcochuelo preferido! ¡Haceme un bizcochuelo como vos, de tu color! …¡Te quiero mami!… 
Mami, hasta la capa de ozono te quiero, pero ponete bronceador…-
Te quiero hasta la estratósfera. Hasta los anillos de Saturno y más allá del universo, Joaquin… 
¿Y si, dale que era Marmolada?
-¡Mamà sos mi bizcochuelo preferido! ¡Haceme un bizcochuelo como vos, de tu color! …¡Te quiero mami!…
Mami, hasta la capa de ozono te quiero, pero ponete bronceador…-
Te quiero hasta la estratósfera. Hasta los anillos de Saturno y más allá del universo, Joaquin…
 

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