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martes, 31 de mayo de 2011

Nacimiento (del tercer milenio)

Su parto habìa sido hermoso.
Esa madrugada de primavera la despertaron las puntadas leves y el gato Pericles maullando a la luna llena. Su novio puso en marcha el fitito. Le estampò un beso en la panza y otro en la mejilla, la ayudò a subirse y huyeron hacia el hospital. El entrò a la sala de parto, le secò las gotas de sudor, se refregò sus propias làgrimas de papà primerizo. Pujò con ella. Uno, dos. Tres. El le dijo te quiero. Te quiero. Te amo. Todo bien. Tres  kilos seiscientos. Un anillo de oro para ella. Un par de aritos abridores para Tomàs…

martes, 17 de mayo de 2011

El misterio del Monchito

  Pocos  dicen y muchos se contradicen acerca de la verdadera leyenda del Monchito Jimenez Cruz. La realidad es que el Monchito se aparece los lunes nublados de mayo y junio. Y tambièn en las noches de fiesta, siempre que caigan en la primera quincena del mes.Viene  para robarse las dentaduras postizas  de las propias bocas de sus dueños. Y tambièn de los vasos en las mesitas de luz.
El resto del tiempo, nada se sabe del destino de ese ser poliformo y yuxtapuesto, mezcla de cada bicho de campo que se cruzò en su camino, que le dan un aspecto macabro y hediondo.
De tanto en tanto aterroriza  a los pobladores de Villa Dulce, Y no es para menos. Cuentan, que entre alguno de ellos, estarìa su  su propio hermano mellizo. Y cuentan tambièn que escapò de las garras del Monchito, sangre de su sangre, hace ya màs de sesenta años. Otros agregan, que no se sabe cual de los dos, ese dìa de juerga adolescente, se diò un atracòn feroz con sanguijuelas hervidas en aguardiente. Y que esto provocò la cruel metamorfosis, que lo hizo huir del pueblo, cuando vio su propia imagen reflejada en la laguna. No era precisamente Narciso. Pero tuvo la necesidad de volver. El antropòlogo colombiano Andy Bolaños Curuchet,  que vive en Villa Dulce investigando el caso Monchito, dice que las voces de los ancestros del polimorfo dominan su psiquis. Y que la tierra tira.
Y dicen, tambièn, que un cura del pueblo en plena parranda veraniega, allà por los sesenta, creyendo ver a mandinga, lo bautizò con el apellido de su abuelo materno. Y con la condiciòn de que no vuelva nunca mas. Pero resultò en vano.
 Màs de una vecina ha relatado, excitada, que en pleno baile caliente pueblerino, llegan caballeros de los pueblos vecinos, atraidos por la leyenda y por las mujeres.
Muchas viudas de Villa Dulce creen que dentro del Monchito se esconde el alma de su difunto esposo y que viene para vengarse. Algunas veces pasò, que al otro dia del baile, alguna señora apareciò colgada de la higuera de su patio. Y solo quedan doce viejitas en el pueblo. Nueve casadas. El resto, viudas.  Y muchas casas vacias...