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lunes, 18 de marzo de 2013

QUE VES CUANDO ME VES... acerca de los desnudos femeninos como resistencia al mandato patriarcal.


PAGINA 12, suplemento LAS 12 del 15 DE MARZO de 2013 by Sil.
El cuerpo de la mujer está tatuado de mandatos y tabùes. La posesión diabólica de la piel y de los sentidos femeninos no permiten darle una impronta real al deseo propio y al goce y disfrute para si misma. Es un cuerpo encapsulado en telas, escondido bajo tules, para que calle en silencio.
El desnudo (ó semidesnudo) público de la mujer,  siempre estuvo a la orden del desacato, la transgresiòn y las malas costumbres.
Pareciera que el propio cuerpo se pone en acto para el morbo ajeno, desde el lugar de mercancìa, no como un cuerpo arrojado al mundo que detenta libertad. 




Detenta poder en sí mismo, sin las dobles intenciones que filtra la mirada hegemónica patriarcal.
 El cuerpo desnudo interpela distintas lecturas de lo real, irrumpe en los aconteceres públicos donde fué denostado como objeto, para transformarse  en  cuerpo-sujet* de derechos: alli,  la mujer no es teta, culo, piernas  u ojos fatales.  Alli es presencia de cuerpo legítimo (Bordieu) irrumpiendo en los órdenes instituidos.  La desnudez crea instituyentes politicos. Habilita lazos y compromisos de otros cuerpos desnudos,  por fuera de la mirada obscena. Es cuerpo proyecto. Posesiòn sobre lo propio. Libertad-no transgresiòn
Por un lado habilita con su presencia a interrogarse-nos sobre la posibilidad de la desnudez como acto transformador, como pancarta para alzar voces disidentes. Como testigo que intenta incomodar aquellos discursos que por obvios, son los màs presentes y visibles.

Cuando esos discursos se hacen presentes de la mano de un cuerpo desnudo, quedan al desnudo, (valga la paradoja), todos aquellos ropajes cuestionadores de la libertad…


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