Marte se encargaba de meter fuego en la hoguera y Júpiter, con sus anillos cósmicos, practicaba danzas circulares hasta marearlas. Casi hasta el desmayo.
Plutón con su pequeñez escurridiza, recorría cada vena, cada arteria como un ser invisible, provocando a la corteza cerebral, como piedra filosa en camino a su objetivo. Cinco o seis días de sufrimiento al mes y la tarea estaba cumplida.
Venus las defendía. Las representaba. Acariciaba sus abdómenes y las entendía.
Ella también era mujer. Mujer planeta. Mujer útero luminoso. Útero descascarado y bíblicamente corrompido.
Cada mes lunar, a muchas de ellas les estallaba la cabeza. A otras, el útero les latía estrellas. A unas cuántas los ovarios les cantaban insomnios. Pero sangraban en silencio. Y nadie entendía porque que sangraban y no morían. Sangraban y no estaban enfermas. Y cuanto mas sangraban, más vivas estaban.
hay mujeres veneno, mujeres imàn, hay mujeres consuelo, mujeres fatal, decía joaquin sabina.
ResponderEliminarmujeres planeta, no...lo decis vos, esta bueno. besos
¡Qué hermoso, Silvana!
ResponderEliminarSaludos
Quedó buenísimo, Sil. Me gusta mucho.
ResponderEliminarUn beso y nos vemos el miércoles que viene!
PD: Quemame la vaquita JAJA