LOS MIL Y UN SUEÑOS DE MI

Una tarde me dije:
Esta noche voy a soñar que soy sandìa. Y caminè cantando bajito hasta mi cuarto. Estaba feliz: iba a ser sandìa esa noche.
Cerrè los ojos y me quedé dormida. Soñè que era sandía.

A la mañana siguiente contè mi sueño. Màs de cien personas me escuchaban.
-Anoche fui sandìa. Dulce. Sabrosa. Con muchas semillas. Los niños me rebanaban de a poco y me comieron a mordiscón limpio. ¡que dolor!
Quedè hecha cáscara. No me gustò ser sandia.-

Me fui. Lleguè a mi huerta y me quedè descansando bajo una planta de tomatitos cherry.
-Esta noche voy a soñar que soy un frasco de yogurt bajas calorìas.-
Al dia siguiente conté mi sueño. Mas de doscientas personas formaron rueda para oirme.

-Anoche fui un frasco de yogurt bajas calorìas- dije. -Estaba en la heladera del supermercado chino. Como había oferta dos por uno, las señoras de transito lento se abalanzaban sobre mi. Tuve miedo. Una viejita me arrebatò de las manos de una adolescente y cai al piso. Me pisotearon hasta convertirme en un liquido viscoso. Hasta que llegò el gato de la dueña y empezó a lenguetearme. ¡Puaj! No me gustó ser yogurt bajas calorìas.-

Y me fui a descansar tapándome la cabeza con la gigantografía del CHE Guevara.
Y dije: -Esta noche voy a soñar que soy oso de peluche-. Y al dia siguiente contè mi sueño.
Mas de trescientas personas estaban ansiosas con lo que iba a decir.
-Fui un oso de peluche anoche- dije – un hermoso osito de peluche de una maquinita de esas en donde se pone una moneda y tratan de “cazarme” con esa pinza filosa como para cortar mortadela.
Vino un papá con un nene colgando mocos. Puso una moneda y nada. Yo me mareaba dentro de esa càpsula ridícula junto a otros compañeros. El nene insistia.- ¡quiero el osito blanco, quiero el osito blanco. Quiero el osito blanco! Y nada. La pinza maldita, me arrancó mi orejita de cuajo. Encima el pendejito, de la bronca pateò la máquina. Adentro entre sollozos tipo TITANIC, nos vomitamos unos sobre otros. No me gustò ser oso de peluche.-

Otra noche soñe que era tapa de revistas. Me habìan fotoshopeado hasta el apellido. No me gustò ser tapa de revistas. Después soñé que era un CD de Ricardo Arjona. Y dale que te dale con “Señora de las cuatro décadas”- No me gustó ser CD de Ricardo Arjona.

Una mañana me despertè feliz y sonriente. Estaba radiante. ¿Por qué estás tan contenta?, me preguntaron. Y respondi:
-Anoche tuve un sueño maravilloso. Soñè que era Silvana…

(Cualquier similud con LOS SUEÑOS DEL SAPO, del grosso, JAVIER VILLAFAÑE, es pura similtud)