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domingo, 3 de febrero de 2013

SOY RARA

¿USTED ME VE RARA?
 
¿En serio me ve rara?
Rara es la vecina de enfrente, doña Tita, que baldea religiosamente la vereda a las 5.35 de la madrugada con tacos aguja y su caniche toy a upa (de ella) taladrándome los tímpanos.
Raro es el perro de Diego Cabielles el mecánico, que maúlla y trepa a los techos como un gato en celo… (el perro, no Diego).
Pero peor, peor, son mis cactus de utilería…porque se secaron, a pesar de la humedad. Eso si que es raro…
Ahora le digo màs, no soy sòlo una cara bonita. Bueno, no tanto. Pero el revoque hizo estragos de mi piel aterciopelada de allà lejos y hace tiempo. 

Foto: SOY RARA
¿USTED ME VE RARA?
SilVaNa by: www.expulsadadeleden.blogspot.com

¿En serio me ve rara?
Rara es la vecina de enfrente, doña Tita, que baldea religiosamente la vereda a las 5.35 de la madrugada con tacos aguja y su caniche toy a upa (de ella) taladrándome los tímpanos. 
Raro es el perro de Diego Cabielles el mecánico, que maúlla y trepa a los techos como un gato en celo… (el perro, no Diego).
Pero peor, peor, son mis cactus de utilería…porque se secaron, a pesar de la humedad. Eso si que es raro…
Ahora le digo màs, no soy sòlo una cara bonita. Bueno, no tanto. Pero el revoque hizo estragos de mi piel aterciopelada de allà lejos y hace tiempo.  
Y como le decìa, no hay mal que por bien no venga, he decidido poner una pared entre usted y yo. Para aprovechar los ladrillos que me crecieron apilados por tanta crema berreta que nunca imaginé que los efectos secundarios iban a ser, tan, digamos… ¿constructivos?
No me mire asi, como le digo siempre. El día que sus labios digan esas dos palabras mágicas que toda mujer quiere escuchar, veo si tiro la casa por la ventana, ó llamo a una esteticista para una buena limpieza de cutis. O  a un albañil para que comience con las refacciones. Y no me haga chistes malos, como todos los martes de enero. No me diga màs “Carita de cemento para cutis angelical”, “Que-bien-le-queda-el-revoque-fino” ó “The Wall”. Me acuerdo bien que la vimos juntos en el cine, en la época que usted también era raro. Porque merendaba leche chocolatada  con sándwiches de berenjena en escabeche, que tiernamente le preparaba su abuela…
No me mire asi, como le digo siempre. Mejor cumplamé un deseo.  Digame esas dos palabritas nomàs y le juro que se me caen los ladrillos a pedazos de la emoción, y después nos sirven para un lindo contrapiso, que bien que nos hace falta…
A ver… ¡y resulta que la cara de piedra, la que pone una pared entre nosotros soy yo!
Diga, nomàs diga: “Me equivoque"… Mire que no duele. No tiene efectos secundarios. Ni terciarios... Y es bueno para la salud, mi salud mental y psiquica...
Repitaselo. "mequivoqémequivoqèmequivoquè"
Apropiesé de ese concepto.
Derribe sus murrallas de orgullo y prejuicio
Aumente su vocabulario con dos simples palabritas.
Y después, si lo decide, me toca timbre. Despues de las diez, preferentemente...
Si, es este botoncito arriba del ombligo. Se lo aclaro, no vaya a ser que se equivoque… 
 
Y como le decìa, no hay mal que por bien no venga, he decidido poner una pared entre usted y yo. Para aprovechar los ladrillos que me crecieron apilados por tanta crema berreta que nunca imaginé que los efectos secundarios iban a ser, tan, digamos… ¿constructivos?
No me mire asi, como le digo siempre. El día que sus labios digan esas dos palabras mágicas que toda mujer quiere escuchar, veo si tiro la casa por la ventana, ó llamo a una esteticista para una buena limpieza de cutis. O a un albañil para que comience con las refacciones. Y no me haga chistes malos, como todos los martes de enero. No me diga màs “Carita de cemento para cutis angelical”, “Que-bien-le-queda-el-revoque-fino” ó “The Wall”. Me acuerdo bien que la vimos juntos en el cine, en la época que usted también era raro. Porque merendaba leche chocolatada con sándwiches de berenjena en escabeche, que tiernamente le preparaba su abuela…
No me mire asi, como le digo siempre. Mejor cumplamé un deseo. Digame esas dos palabritas nomàs y le juro que se me caen los ladrillos a pedazos de la emoción, y después nos sirven para un lindo contrapiso, que bien que nos hace falta…
A ver… ¡y resulta que la cara de piedra, la que pone una pared entre nosotros soy yo!
Diga, nomàs diga: “Me equivoque"… Mire que no duele. No tiene efectos secundarios. Ni terciarios... Y es bueno para la salud, mi salud mental y psiquica...
Repitaselo. "mequivoqémequivoqèmequivoquè"
Apropiesé de ese concepto.
Derribe sus murrallas de orgullo y prejuicio
Aumente su vocabulario con dos simples palabritas.
Y después, si lo decide, me toca timbre. Despues de las diez, preferentemente...
Si, es este botoncito arriba del ombligo. Se lo aclaro, no vaya a ser que se equivoque…
 

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